Cirugía y sexo: cómo mejorar tu actividad sexual (con y sin quirófano)
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Nadie duda de los efectos positivos que tiene un aumento de mamas o una rinoplastia en pacientes que buscan mejorar su confianza o su figura. La mayoría piensa que al eliminar las inseguridades asociadas a ciertas características físicas puede influir, por ejemplo, en su rendimiento en el trabajo, en mejores relaciones sociales y en tener una vida mejor y más feliz en general. El doctor Guy M. Stofman fue más allá y envió por correo un cuestionario sobre comportamiento sexual a 330 pacientes que se habían sometido a un procedimiento estético como aumento de mamas, lifting o abdominoplastia con o sin lipoplastia, entre otros.
¿Cuál fue el resultado? Casi todos los encuestados (tenían una edad media de 38 años) estaban de acuerdo en que su imagen física había mejorado, pero inesperadamente, a diferencia de los pacientes de cirugías en la cara, el 80% de los encuestados que habían realizado aumento de mamas y el 50% de los encuestados de cirugía corporal, declararon que habían notado una mejora muy importante en su vida sexual. Como si fuera poco, una parte declaró un aumento en la capacidad para alcanzar el orgasmo, así como haber aumentado la frecuencia de sus encuentros sexuales.
Aparentemente, la vida sexual, no solo de los pacientes, sino también la de sus parejas sexuales, había mejorado notablemente después de una cirugía estética, especialmente en cirugías enfocadas en las mamas, el abdomen y los muslos.
Cirugía estética, cambio personal y sexo
Está claro que para algunos pacientes la cirugía estética es un punto de inflexión que los empodera y mejora la forma en que se expresan, incluidas sus elecciones respecto a su pelo, maquillaje y forma de vestirse. Todo esto contribuye directamente a construir una autoestima más fuerte, lo que lleva a facilitar una mayor excitación y deseo sexual.
Para otros pacientes, el problema se relaciona con un sentimiento de incomodidad respecto a su cuerpo y también con los pensamientos negativos acerca de su aspecto físico. Esto no les permite relajarse durante la interacción sexual y muchos de estos pacientes asocian directamente su problema con sus genitales.
La cirugía íntima: láser o bisturí
Cada vez más mujeres buscan cambiar la imagen de sus genitales por cuestiones estéticas mediante una labioplastia o ninfoplastia. Otras directamente mejoran la calidad de su sexo con la vaginoplastia o estrechamiento del canal de la vagina. Las cirugías íntimas más habituales en la consulta de cirujanos plásticos ahora mismo son:
- Labioplastia, que es la remodelación de los labios menores de la vagina o del capuchón del clítoris.
- Vulvo-perineoplastia de diseño, es decir, la reconstrucción del área del perineo que va desde la vagina al ano, que ha sido dañada por los partos, cirugías previas, o por la edad.
- Reconstrucción del himen para devolver la sensación de virginidad.
Pero si ha habido un instrumento que ha revolucionado las técnicas relacionadas con la cirugía genital ha sido el láser, una tecnología que, a pesar de ser poco invasiva, presenta excelentes resultados en la mejora de los tejidos corporales. Las cirugías íntimas con láser son intervenciones ambulatorias, no demasiado complicadas, que se realizan en quirófano con anestesia local. Las molestias posoperatorias tardan una semana aproximadamente en desaparecer y se controlan con analgésicos. Los tratamientos íntimos con láser más habituales son:
- Vaginoplastia, que es un rejuvenecimiento láser para devolver a la vagina las medidas y la turgencia que tenía en la juventud. Las candidatas para esta intervención son por lo general mujeres de 35 a 50 años, cuyo objetivo es el de mejorar la musculatura vaginal y aumentar las sensaciones durante el coito, ya que se incrementa la fricción.
- Solución de incontinencias leves de orina.
- Blanqueamiento del área genital para mejorar su imagen.
Otro tipo de intervenciones se basan en terapias con estrógenos, terapias naturales con aceites esenciales, probióticos, geles y lubricantes vaginales, pero también son cada vez más numerosas, las terapias basadas en la administración o infiltración de una sustancia:
- O-shot, es decir: la infiltración de plasma concentrado en factores de crecimiento autólogo en el clítoris, la región paraclitorial o el punto G.
- Rehidratación de la mucosa vaginal en casos de sequedad importante debido a la edad o a tratamientos oncológicos.
- Aumento del punto G, consistente en la infiltración de ácido hialurónico en el punto G de la vagina para aumentar su tamaño y que hace que aumente la superficie de rozamiento durante el coito.
- Relleno de los labios mayores para corregir la estética de los mismos, causado por falta de grasa, (lo que en ocasiones puede ser un poco incómodo) y para mejorar la funcionalidad genital.
Hay una serie de síntomas ligados al envejecimiento vaginal y a la menor producción de estrógenos que la mayoría de las mujeres pueden llegar a sufrir. Por ejemplo, el adelgazamiento de la mucosa, la disminución de la turgencia vaginal, la pérdida de elasticidad, la sequedad, irritación, incontinencia urinaria, la dispareunia (o dolor durante el coito) y cambios que contribuyen a la disfunción sexual. Todo esto, en el largo plazo, puede disminuir el deseo sexual y a su vez reducir la lubricación genital, lo que lleva a la atrofia vaginal.
En los últimos años, hemos sido testigos de cómo una cirugía estética bien hecha puede tener poderosos efectos positivos, psicológicos y emocionales en los pacientes. Ahora vemos que de una u otra manera, estas personas también pueden aspirar a una rejuvenecida vida sexual.
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