El peeling superficial
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Si estás pensando en comenzar un plan de rejuvenecimiento facial, lo más recomendable es que empieces por un peeling superficial. No produce molestias y mejora considerablemente la piel. El peeling es una técnica no quirúrgica y no invasiva que ayuda a eliminar las células muertas de la piel, responsables de su apariencia opaca y áspera.
Este tratamiento resulta muy cómodo y no presenta ningún tipo de inconvenientes al paciente. Podés ir a una sesión durante la pausa del almuerzo en el trabajo y volver totalmente renovada. Se trata de un procedimiento rápido que solo tarda 10 minutos y no deja marcas en la piel.
El médico limpia la piel con un ácido frutal a base de un producto limpiador que elimina entre el 15 y el 20 % de las impurezas de la piel. Luego se enjuaga con agua limpia. Una vez que la piel está seca, se aplica el producto exfoliador específico con un pincel en toda la cara, se neutraliza y se enjuaga pasados dos minutos.
¿El resultado? Una piel suave y radiante, libre de asperezas superficiales. Durante la aplicación del exfoliante, la piel repara y recupera su aspecto natural activando una especie de memoria epidérmica que sigue trabajando con el tiempo. Pro eso, para mejorar la recuperación de la piel, se recomienda programar 4 sesiones de peeling superficial cada 15 días para alternar las fases de estimulación y renovación.
Este procedimiento es recomendable durante los meses de invierno y puede complementarse con productos específicos para el cuidado de la piel. Los mismos contienen ácido glicólico y activos que permiten homogeneizar la tez y alisar la superficie de la piel.
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