Técnicas para eliminar lunares
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Los lunares están formados por melanocitos, células pigmentadas que se concentran en algún lugar del cuerpo. Son de origen genético y suelen aparecer en los primeros años de vida. Los hay de distinto tamaño, forma y están en diferentes lugares. Si bien resultan inofensivos, pueden derivar en un posible melanoma o cáncer de piel.
Hoy en día existen diversas técnicas dentro de la medicina estética que permiten eliminar lunares. Los principales motivos para querer quitar un lunar son el tamaño, la forma o el área donde se ubican. Además, detrás de la cuestión estética está la posibilidad de que un lunar sea potencialmente peligroso y evidencie un problema tumoral.
Quitar lunares con cirugía
Los lunares se pueden extirpar con cirugía. Es el procedimiento más utilizado y se trata de una intervención sencilla con anestesia local. Por eso no es necesario que el paciente permanezca internado ni supone una instancia de posoperatorio. Lo único que hay que hacer es seguir los consejos y cuidados recomendados por el cirujano después de la cirugía.
Habitualmente se utilizan dos procedimientos: el corte o la cauterización. En el primer caso, se extirpa el lunar y se realizan unos puntos de sutura para cerrar la herida, por lo tanto quedará una cicatriz. Por eso no se recomienda esta técnica cuando el lunar se ubica en la cara o en una zona muy visible. En cuanto a la cauterización, se suele utilizar un bisturí eléctrico que quema el nevus. Si el médico solicita un estudio histológico o una biopsia posterior, entonces deberá utilizarse sí o sí el primer método porque la cauterización quema por completo el tejido.
La cirugía suele durar entre una y dos horas, dependiendo del tamaño del lunar. Se suelen indicar antibióticos para evitar posibles riesgos de infección. La operación es muy sencilla y no requiere de un período de recuperación por lo que el paciente puede retomar inmediatamente su rutina cotidiana.
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Otra opción posible: el nitrógeno líquido
Además de la cirugía tradicional para la extirpación de lunares, otro método que se suele utilizar es la cirugía con nitrógeno líquido. Esta sustancia se utiliza para anestesiar la zona y realizar luego la intervención quirúrgica. Con este procedimiento no se elimina completamente el lunar, se lo lima con un bisturí para dejarlo a ras de la piel. La cirugía con nitrógeno líquido es un método mucho más rápido que la cirugía convencional y no deja cicatrices en la piel. Incluso, si la parte del lunar que queda visible no es atractiva, el médico puede pigmentarla para que se vea como una peca.
Esta técnica se emplea por lo general para realizar biopsias de lunares que sobresalen y rebajarlos. Pero para eliminarlos por completo hay que recurrir a una cirugía tradicional, especialmente si hay sospechas o signos de malignidad porque el lunar permanece en la piel.
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Técnica láser
Como alternativa a la cirugía, también puede emplearse la técnica láser. Es un método mínimamente invasivo que no requiere de anestesia y no deja cicatrices. El único problema es que no tiene la misma efectividad en todos los lunares tratados.
El láser de CO2 es el que se utiliza habitualmente para realizar este procedimiento. También se utilizan el láser Alejandrita o la luz pulsada. Este método no requiere el uso de anestesia y no deja cicatrices. Además es una técnica rápida, indolora, efectiva y segura, y es poco probable que surjan efectos secundarios o complicaciones como infección, sangrado, etc.
Su uso suele estar limitado solo a aquellos lunares que no revisten peligrosidad o que no muestran signos de ser posibles melanomas. Tampoco puede emplearse en los nevus que sobresalen. Solo se indica en lunares planos porque el láser ataca la pigmentación, no el relieve.
Una recomendación
Los lunares pueden derivar en tumores y son, no todos pero sí algunos de ellos, potencialmente cancerígenos. Por eso es necesario realizar un control dermatológico habitual para detectar a tiempo posibles problemas, evaluar su gravedad y elegir el mejor tratamiento a seguir.
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