Alteraciones estéticas de la piel facial: cuperosis
La cuperosis es una alteración de la piel relacionada con problemas de microcirculación y que afecta a los vasos sanguíneos de la piel del rostro. Como consecuencia de este problema, se forman pequelas várices o telangiectasias en la zona de los pómulos y en las aletas de la nariz. Puede presentarse también enrojecimiento, poca elasticidad de la piel y acné rosáceo.
¿Por qué aparece la cuperosis?
Hay factores internos y externos que pueden resultar en este tipo de alteración de la piel. Dentro de los primeros podemos mencionar las situaciones emocionales intensas, el estrés, el cansancio excesivo y los trastornos nerviosos. También pueden presentarse patologías que afecten la circulación periférica como la hipertensión a la diabetes. Otros desencadenantes son la comida picante, muy caliente o muy especiada, una ingesta rápida, el alcohol y el tabaquismo o la herencia familiar.
Como factor externo podemos mencionar las variaciones térmicas o cambios bruscos de temperatura ambiente que provoca vasodilatación y vasoconstricción periférica, los traumatismos o heridas en la piel, la aplicación de productos químicos irritantes y la exposición a sustancias contaminantes del ambiente (humo, dióxidos, etc.).
¿Se puede prevenir?
Sí, si se evitan los factores que la ocasionan, es decir, se sigue una dieta equilibrada y con poco picante, sal y exceso de azúcar, se protege la piel del sol y del frío y se utilizan productos hipoalergénicos o para piel sensible, entonces se podrá prevenir la cuperosis.
¿Qué tratamiento se recomienda?
La higiene facial es lo más recomendable. Debe ser suave, con hidratantes y calmantes. Se pueden utilizar leches, geles limpiadores o syndets extragrasos, tónicos faciales, agua termal y panes dermatológicos. Se deben aplicar en el rostro y cuello dos veces al día, por la mañana y por la noche. El uso de exfoliantes está desaconsejado.
La idea de la higiene facial es quitar las impurezas, la suciedad ambiental y las células muertas. En el mercado existen muchos productos de limpieza facial. Es importante recurrir a fórmulas altamente hidratantes que no solo aporten agua esencial, sino que ayuden a mantenerla en su interior nutriéndola. También que ofrezcan cualidades de-sensibilizantes y protectoras, creando una ligera capa en su superficie que ejerza de "escudo". Sería bueno complementarlos con otros que nos permitan mejorar la circulación, calmar la piel y tonificar las paredes de los vasos sanguíneos.
También se utiliza el láser decolorante pulsado que tiene afinidad con el color rojo, con la hemoglobina y cuando dispara sobre el capilar el color rojo absorbe la energía del láser, rompe el endotelio- la capa interna que recubre el vaso sanguíneo- y provoca el colapso del vaso. El organismo se ocupa de reabsorber los vasos sanguíneos dañados hasta que desaparecen sin dejar rastro. El tratamiento es definitivo, ese vaso sanguíneo nunca vuelve a aparecer, pero sí pueden dilatarse otros nuevos por lo que habrá que seguir unas pautas para prevenir que vuelva la cuperosis.
El número de sesiones se decide en función de cada piel, pero la media está entre 1 y 3, en intervalos de 30 días. Cada sesión dura unos 15 minutos y, tras la aplicación del láser, es normal que la piel quede un poco enrojecida e incluso puede aparecer algún pequeño hematoma, que se reabsorberá en pocos días y que se puede disimular con maquillaje.
Un consejo de Esteticas.com.ar
Siempre llevá un limpiador, una crema hidratante y maquillaje corrector para disimular las zonas enrojecidas.