Las aplicaciones del ácido hialurónico
La toxina botulínica y el ácido hialurónico son dos sustancias que se utilizan para embellecer el rostro y borrar las manifestaciones de la edad como las arrugas y las depresiones.
En general se tiene el concepto de que existen estas dos substancias destinadas al embellecimiento del rostro (atenuar el envejecimiento que se manifiesta por arrugas y depresiones), pero se desconoce cómo actúa una y la otra y por lo tanto que su uso es diferente y se utiliza por lo tanto para problemas distintos.
La toxina botulínica se trata de una toxina que tiene la capacidad de inactivar el movimiento de un musculo, por lo tanto su más valorada función es inactivar músculos que producen arrugas de expresión o dinámicas, que normalmente no se las ve hasta que se produce el gesto y poco a poco se van haciendo más visibles aun cuando el gesto no se haga.
El acido Hialurónico se trata de una substancia presente en las articulaciones, cordón umbilical y en otros tejidos, tiene la capacidad de rellenar espacios o depresiones que con el paso del tiempo van apareciendo o de dar soporte a estructuras que han perdido su turgencia natural, porque además es capaz de atrapar agua hidratando de manera muy eficiente la zona donde se aplica, además de rellenar.
De manera tal que donde existan arrugas producidas por la normal o excesiva gesticulación o excesivo movimiento muscular aplicando toxina botulínica lograremos relajar esa musculatura y evitar que esa arruga sea marcada y/o atenuarla de forma importante. Y donde los tejidos hayan perdido volumen o turgencia o haya aparecido una desagradable depresión nuestro mejor aliado será el Acido Hialurónico.
El tiempo de duración de ambos productos depende de muchos parámetros, entre ellos el grado de afectación por el problema, calidad y optimización del producto utilizado, correcta técnica de administración, actividad física del paciente, alteraciones bruscas de peso, etc. en reglas generales la toxina dura entre 4 a 6 meses y el acido Hialuronico según el lugar de aplicaciones entre 8 meses a 1 año y medio.
Las aplicaciones más conocidas de la toxina botulínica son: arrugas frontales, del entrecejo y patas de gallo. Pero lejos están de ser las únicas, puede utilizarse para el tratamiento de la sonrisa gingival, arrugas nasales, depresión de la comisura labial, elevar las cejas, relajar los músculos del cuello que producen bandas y arrugas finas del mismo, tratamiento del bruxismo, cefalea por contractura temporal, hipersudoración axilar y de palmas de manos y plantas de los pies, entre otras cosas. En tanto que las utilizaciones más difundidas del acido Hialuronico son rellenos de labios y surcos naso genianos pueden obtenerse muy buenos resultados también en el tratamiento de ciertas ojeras y surcos que aparecen por debajo de los parpados inferiores, rellenos de región malar, pómulos, depresiones de región temporal, descenso de la comisura labial y recientemente en el tratamiento de defectos no quirúrgicos de la estética nasal (rinomodelación).
Es sumamente necesario comprender que el rostro humano con características de belleza está muy lejos de los excesos, cualquier técnica aplicada de toxina y/o acido Hialurónico en demasia hace ver a la persona con rasgos extraños, no naturales. El poder entender en primer término que es lo que el paciente desea y tener un profundo conocimiento de la anatomía normal y natural de la zona a tratar son parámetros que no pueden dejarse de tener como absolutamente importantes en el diagnóstico previo, a eso debe sumarse el suficiente criterio estético y hasta artístico para realizar cambios poco bruscos, pero a la vez suficientes para que el paciente se sienta satisfecho y que ha corregido su problema.
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