Borrar el Microblading con láser
Si te hiciste un tatuaje en el rostro con la técnica microblading pero no obtuviste los resultados deseados, no te preocupes. En esta nota te contamos cómo podés revertirlo con el uso del láser.
Una de las técnicas estéticas más utilizadas para realizar tatuajes semipermanentes en el rostro es el microblading o micropigmentación. Por ejemplo, si querés conseguir unas cejas más marcadas, definidas y expresivas, esta técnica te permite redibujar las cejas para darles grosor, forma, color y definición a través de un maquillaje pelo por pelo. Pero a veces los resultados no son los esperados y entonces uno se pregunta cuál será la solución.
El uso de la tecnología láser para eliminar tatuajes
El láser es una de las técnicas que se utiliza habitualmente para eliminar todo tipo de tatuajes. Es ideal en el caso del microblading porque la tinta queda en una capa superficial de la piel. El tipo de láser que se utiliza es el Q-switched, que se centra en los pigmentos que dan color tatuaje sin afectar la piel circundante. Lo que hace esta técnica es fragmentar los pigmentos acumulados para que posteriormente sean reabsorbidos por las células del organismo.
Como el tratamiento puede ser un tanto doloroso, se recomienda el uso de anestesia tópica. Y hay que tener en cuenta que se requieren de cinco a seis sesiones, cada una de ellas entre 25 a 30 minutos, para poder eliminarlo. Todo depende de los colores de la tinta y de cuánto tiempo tenga el tatuaje. Lo ideal es dejar pasar de cuatro a ocho semanas entre cada sesión. Pero los resultados son notorios desde el comienzo del tratamiento.
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Cómo cuidar la piel después del tratamiento con láser
Después del tratamiento con láser es necesario seguir una serie de recomendaciones para evitar posibles efectos secundarios. En primera instancia, se recomienda evitar la exposición solar y, como el procedimiento genera cicatrices, es necesario cuidarlas para que no se infecte el tejido tratado. Asimismo, se recomienda realizar una limpieza diaria de la piel y mantenerla bien hidratada.
Si bien la técnica con láser es un tratamiento ambulatorio, puede traer algunos efectos secundarios. Por ejemplo, las cicatrices pueden infectarse o la piel puede cambiar de color. Si se infecta, hay que consultar con el especialista para que recomiende algún antibiótico que la controle.
Es común que quede enrojecida después de cada sesión, porque se debilita. Pero este efecto es temporal. Y si se forman costras es una buena señal, indican que la piel está sanando.
Siempre es necesario corroborar que el personal médico esté capacitado en esta técnica y sepa utilizar el láser para no dañar la piel. Una mala aplicación puede dejar secuelas, cicatrices o cambiar el color de la piel.
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