Mujeres al borde de un ataque de nervios: ¡Celulitis!
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Según la web de la Fundación Flebológica Argentina, se puede definir a la celulitis de manera clara y sencilla como la “gordura que no se puede perder". A diferencia de la grasa común del cuerpo la celulitis es un tejido compuesto de agua, grasa y residuos adherido a "compartimientos inamovibles debajo de la piel". No podemos eliminarla con una dieta baja en calorías aunque sí es posible incorporar hábitos saludables de alimentación para combatirla.
¿Por qué los hombres no tienen celulitis?
Sí, la enemiga principal de las mujeres no atenta contra el sexo opuesto por una razón: depende exclusivamente de las hormosas femeninas (estrógenos y progesterona). Otra de las causas de la paniculopatía edemato esclerosa (término más adecuado para referirse a la celulitis) es la herencia familiar. Si mamá la tuvo puedo tenerla yo también.
Sin embargo los principales motivos de aparición de la celulitis suelen ser el sedentarismo, la obesidad y el estrés. Y se suman a estos tres factores desencadenantes el tabaquismo, el consumo excesivo de bebidas alcohólicas y la cafeína.
¿Cuándo comienza a manifestarse?
Las primeras manifestaciones de la celulitis suelen ser en la pubertad y luego puede agravarse ante los diferentes cambios hormonales que experimenta el cuerpo (por ejemplo, en el embarazo o en la menopausia). Los malos hábitos alimenticios y el fumar impiden la eliminación de las sustancias tóxicas del cuerpo y contribuyen a la formación de los odiosos “pocitos".
La celulitis se relaciona directamente con los problemas circulatorios, con la retención de líquidos y con la falta de oxigenación. Cuando los productos tóxicos ingresan al cuerpo por vía cutánea, digestiva o pulmonar deben ser transformados y eliminados. Sucede que a veces el organismo no funciona de esta manera y acumula las toxinas en las estructuras celulares de los tejidos. Para combatirla es fundamental que hagamos periódicamente una dieta depurativa para mejorar el funcionamiento de la piel, de los pulmones, de los riñones y de los intestinos.
¿Qué tipos de celulitis hay?
Existen unos seis tipos diferentes de celulitis. La más común es la celulitis generalizada que aparece exclusivamente en mujeres obesas o con desequilibrios alimenticios. Es importante controlarla desde edades tempranas para evitar complicaciones futuras.
La celulitis localizada, en cambio, se produce en zonas específicas del cuerpo como las piernas, el abdómen, la parte superior de la espalda y debajo de los hombros. Este tipo de celulitis es frecuente en mujeres de16 a20 años y presenta síntomas de dolor y pesadez en las piernas.
Un mito común entre las mujeres es la idea de que las deportistas no tienen celulitis. Muchas de ellas tienen otra variedad del trastorno que es la celulitis dura. No es apreciable a simple vista porque la ocultan los tejidos firmes y bien tonificados pero un pellizco en la piel la deja en evidencia. Suele aparecer junto a estrías, es decir, por ruptura de las fibras elásticas de la dermis.
Otra variedad frecuente es la celulitis edematosa que deja ver a simple vista la piel de naranja. Es similar a la celulitis fláccida que padecen las personas sedentarias o con irregularidades en el peso (subidas y bajadas por dietas extremas o enfermedad). Presenta escaso tono muscular y se asocia con várices y edemas.
Cuando uno o más tipos de los antes citados se presentan simultáneamente en el paciente se considera como celulitis mixta.
¿Cómo tratarla?
La medicina estética ha producido notables avances a nivel tecnológico y científico en el desarrollo de tratamiento para la celulitis. Uno de ellos es la lipoescultura ultrasónica anticelulítica, un simple procedimiento que se realiza en ambulatorio. Otra es la subsición, técnica realizada con una aguja especial que suelta las fibras que tiran de la piel en profundidad y de esta manera logra eliminar su textura irregular.
Otros tratamientos no quirúrgicos son la fisiatría y la nutrición. Más allá de los tratamientos quirúrgicos y cosméticos es importante que sepamos incorporar hábitos saludables a nuestra cotidianeidad. Por ejemplo, podemos realizar ocasionalmente alguna dieta depurativa renal, pulmonar o intestinal, dejar de fumar, reducir el consumo de alcohol y llevar un estilo de vida menos estresante (o al menos desenchufar cada tanto del ajetreo habitual).
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