El Bypass gástrico es una técnica mixta que limita la absorción de calorías y reduce la capacidad del estómago, de hecho, su tamaño tiene una reducción que ronda el 90%, con lo cual, la disminución de la capacidad de ingesta del paciente es notable, alcanzando fácilmente una sensación de saciedad.
La operación se realiza por cirugía laparoscópica, consiste en reducir quirúrgicamente la capacidad del estómago, creando un pequeño reservorio desde el cual la comida es derivada directamente al intestino delgado. El efecto es restrictivo, ya que reduce el volumen de las comidas y esto se traduce en menos calorías consumidas. Además, tiene un componente malabsortivo como consecuencia del desvío de los alimentos hacia el intestino medio.
Sin dudarlo, el bypass gástrico es una cirugía que ofrece excelentes resultados para perder peso, hasta el 70% en la mayoría de los casos.
El Mini-Gastric Bypass es una técnica minimamente invasiva, se realiza mediante una cirugía que recoge las mejores prácticas tanto de la Manga Gástrica como del Bypass Gástrico. Actualmente, es uno de los tratamientos con mayor demanda en el campo de la Cirugía Bariátrica y Metabólica, ya que es un procedimiento que garantiza excelentes resultados en los referente a la disminución del peso y a la prevención de enfermedades relacionadas. Además, los pacientes tienen una recuperación rápida, segura y con poco dolor, pues es un procedimiento minimamente invasivo, que garantiza los mejores resultados.
Este tratamiento consiste en dejar al paciente un reservorio gástrico que no restringe de manera radical la ingesta de alimentos, garantizando así que esta sea mucho más cómoda, para ello, el reservorio es un poco más grande que el del Bypass gástrico y muy similar al de la manga gástrica, lo cual previene el atoramiento; esto se complementa con una relación amplia y directa al intestino delgado sin necesidad de cortarlo (como sí sucede con el Bypass gástrico) para aprovechar los beneficios a nivel metabólico que se obtienen al usar el intestino.
De otro lado, comparado con otras cirugías o técnicas el Mini-bypass gástrico supone un menor número de complicaciones a largo plazo. Esta técnica se recomienda para personas con obesidad leve, moderada o mórbida y es ideal para personas obesas con hernia hiata, reflujo gastro-esofágico y personas que padezcan Diabetes Mellitus tipo 2.
En general, los pacientes son aquellas personas que no han podido perder una gran cantidad de peso mediante tratamientos nutricionales y actividad física. Tener obesidad no significa que tenés que realizarte un bypass gástrico, existen diferentes técnicas y métodos que se van adaptando a la necesidad de cada paciente. Según el Dr. Gustavi Arman los especialistas se basan en el IMC de cada paciente para determinar el procedimiento a seguir.
Para que un paciente se pueda realizar esta intervención es necesario que cumpla ciertos requisitos como:
No se recomienda para pacientes que ya se han realizado otra cirugía bariátrica, durante el embarazo, o para personas con hernia hiatal (más de 3 cm de altura) y personas con trastornos hemorrágicos, trastornos psiquiátricos o adicciones.
Es muy importante tener en cuenta varias consideraciones antes de elegir al cirujano que va a estar encargado de la intervención. Para ello, es fundamental informarse sobre las distintas clínicas, hospitales o centros médicos que ofrecen la intervención así también como el procedimiento en sí, y averiguar cuáles son los especialistas que cuentan con la experiencia necesaria para realizar esta cirugía.
Algo indispensable a considerar es a qué asociaciones nacionales o internacionales pertenece.
En la primera cita con el médico te explicará los pro y contras de las técnicas para la reducción del estomago, te informarán de los riesgos que tiene realizarte la cirugía y confeccionará una historia clínica detallada en la cual te pesa, te realiza preguntas, mide el índice de tu masa corporal, luego determinará si eres apto para realizarte esta cirugía o te recomendará otro tratamiento. En caso de que puedas realizarte la cirugía te derivará a distintos especialistas (médico clínico, nutricionista, psicólogo y psiquiatra) para completar la evaluación. Descartará causas secundarias y te explicará todo el procesos de forma detallada.
En la primera cita es recomendable resolver todas la dudas que se tengas al respecto.
Antes de realizar un Bypass gástrico o reducción de estómago, la dieta preparatoria del paciente es crucial para la intervención, de hecho se considera un requisito para la cirugía bariátrica según la ASMBS (Sociedad Americana de la cirugía bariátrica y Metabólica). Este régimen busca que el paciente pierda un porcentaje de peso antes del procedimiento, porque esto no solo garantizará mejores resultados tras la cirugía, sino que previene las complicaciones más comunes durante y después de la intervención del Bypass gástrico.
Además, el preoperatorio exige que el paciente entrene su respiración y realice actividad física frecuente, tal como lo recomienda Centro de Cirugía Plástica y Medicina Estética Dr. Carlos Arce. Asimismo, el especialista ordenará exámenes específicos; como análisis de sangre u hormonales con el fin de identificar posibles enfermedades relacionadas con el sobrepeso u obesidad o factores de riesgo y contraindicaciones para el tratamiento. Este procedimiento requiere un acompañamiento psicológico antes, durante y después del tratamiento.
La dieta preoperatoria al bypass gástrico se caracteriza por ser hipocalórica e hiperproteica, el paciente deberá tomar 3 sobres de Optifast al día que harán las veces del desayuno, el almuerzo y la cena. Adicional a esto, deberá incluir una ración de verdura en cada comida, dos porciones de frutas, preferiblemente al almuerzo y la merienda. Durante toda la dieta, deberá evitar las bebidas gaseosas, alcohólicas, o estimulantes (con cafeína o teína).
Esta intervención consta de dos etapas; la primera busca reducir el tamaño del estómago, al separarlo en dos partes, una más pequeña que la otra. Cada una tendrá una función determinada, la parte pequeña (aproximadamente 50 CC) se encargará de recibir la ingesta, mientras la parte más grande se encargará de segregar los jugos gástricos que posteriormente se unirán a los del hígado y el páncreas. En la segunda etapa, se busca crear un puente entre en intestino y la parte más pequeña del estómago, lo que supone seccionar el intestino, para después unirlo a los 75-200 cm de distancia. Esto garantizará que la totalidad de los alimentos ingeridos no se absorba y, en consecuencia, una pérdida considerable de peso en el paciente.
La operación de Bypass Gástrico se realiza a través de una cirugía laparoscópica y busca que los alimentos vayan directamente, desde este estómago reducido al final del intestino, explica el Dr. Gustavo Arman.
Según la Sociedad Argentina de Cirugía de la Obesidad, enfermedad metabólica y otras relacionadas con la obesidad, las ventajas del bypass gástrico son:
Ya que esta cirugía se realiza a través de una laparoscopia la recuperación postoperatoria es rápida, las incomodidades que pueda llegar a sentir el paciente serán mínimas y se pueden reducir con calmantes de uso cotidiano.
Al concluir este procedimiento quirúrgico, los pacientes deberán permanecer en la unidad de cuidados intensivos la primera noche, después podrán ser trasladados a una sala de observación. Normalmente, el período de hospitalización es de 3 a 5 días. Durante la cirugía se ponen drenajes al interior del abdomen con el fin de detectar, en los días siguientes, probables pérdidas. La primera semana se recomienda reposo, aunque el paciente podrá hacer algunas actividades que no requieran mucho esfuerzo.
El paciente deberá seguir una estricta dieta progresiva desde el alta médico y durante el primer mes postoperatorio, en esta dieta el paciente debe consumir alimentos de consistencia líquida a sólida de forma progresiva. Luego del primer mes el paciente tiene que seguir una dieta equilibrada que estará indicada por su nutricionista.
El primer mes del postoperatorio, se debe seguir una dieta en particular, llamada dieta progresiva. El objetivo de esta dieta posterior a la cirugía es para que el aparato digestivo nuevo, se vaya acostumbrando de forma gradual a realizar la digestión y motilidad. La dieta trata en incorporar los alimentos de forma progresiva, empezando con alimentos poco a poco y empezando por alimentos más líquidos para pasar progresivamente a alimentos más sólidos.
Una vez que al paciente se le da el alta hospitalaria comienza la dieta más bien líquida, que dura 10 días, en donde se consumen líquidos como: caldos desgrasados, zumos, leche, yogur e infusiones. La dieta se complementa con sobres hiperproteicos recetados por el médico.
Luego sigue la fase semilíquida, que también tiene una duración de 10 días y en la que el paciente ingiere yogures, sémola de arroz o trigo, purés de verduras y complementos nutricionales. Las dos fases de la dieta buscan brindar hidratación y balancear los electrolitos, vitaminas y minerales. También es importante cumplir con los requisitos de las proteínas para ayudar en la cicatrización.
En la siguiente fase, se realiza una dieta que dura 7 días, los pacientes deberán hacer una ingesta a base de purés espesos y con alto contenido proteico (huevo, pescado y carne). Las frutas se pueden ir añadiendo, bien sea cocidas al horno o en compota. Inmediatamente después, se da inicio a la llamada fase blanda, en la cual el paciente puede comer casi todos los alimentos, añade a su dieta verduras blandas, pescados, carnes jugosas y algunos cereales. Una vez terminada la esta fase, el paciente ya puede incorporar todo tipo de alimentos a su dieta diaria.
Luego del primer mes, el paciente tiene que recibir una guía alimentaria básica con el fin de que adquiera hábitos de alimentación saludables, debe ser consciente de que no podrá continuar con los hábitos anteriores de consumo de alimentos no saludables, ya que no podrá perder el suficiente peso y presentar malnutrición.
Se busca que el paciente haga de su alimentación un estilo de vida, mediante una dieta variada y equilibrada que incorpore los alimentos necesarios para cubrir las exigencias nutricionales de acuerdo a la edad y actividad física.
Según datos de la Sociedad Argentina de Cirugía de la Obesidad, con el bypass se puede perder entre un 60 y 70% de peso durante los 12 meses siguientes a la intervención. Además, tiene excelentes resultados a largo plazo, ya que al cabo de 2 años se puede alcanzar hasta el 85 y 90% y mantener el peso, incluso después de 5 años de haber realizado este procedimiento.
De otro lado, está comprobado que hasta un 98% de los pacientes que sufren síndrome metabólico mejoran después de esta intervención, asimismo el 80 y 95% de los pacientes que padecen cualquier tipo de diabetes. En definitiva, la reducción de peso alivia problemas como la hipertensión, apnea del sueño, dislipidemias, incontinencia y reflujo gastroesofágico.
A continuación mencionamos algunos de los efectos secundarios o complicaciones que se pueden presentar después del tratamiento:
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