Fox Eyes: la tendencia estética que redefine la mirada en la cirugía plástica moderna

El concepto de Fox Eyes se ha convertido en uno de los fenómenos estéticos más comentados de los últimos años dentro de la cirugía plástica y los procedimientos mínimamente invasivos. Este estilo busca recrear una mirada más rasgada, elevada y alargada hacia la zona temporal, imitando el aspecto felino o “de zorro” que popularizaron varias celebridades e influencers. Aunque comenzó como una tendencia en redes sociales, rápidamente capturó el interés de pacientes jóvenes que buscan cambiar la expresión ocular para obtener un aspecto más definido, exótico y sofisticado. Sin embargo, detrás de esta moda existen técnicas, indicaciones, limitaciones y controversias que vale la pena conocer con profundidad.

En cirugía plástica, el objetivo principal del Fox Eyes consiste en elevar la cola de la ceja y reposicionar ligeramente el ángulo externo del ojo, generando una forma más ascendente. Existen diversas técnicas para lograr este efecto y se dividen principalmente en procedimientos no quirúrgicos y quirúrgicos. Los métodos no quirúrgicos incluyen hilos tensores, toxina botulínica y rellenos dérmicos estratégicos. Los quirúrgicos abarcan la cantopexia, la cantoplastia, el lifting temporal y variaciones del lifting endoscópico.

Los hilos tensores probablemente han sido los más popularizados debido a que son rápidos, mínimamente invasivos y ofrecen un cambio visible inmediato. Consisten en la colocación de hilos de polidioxanona (PDO) u otros materiales biocompatibles que se anclan en el tejido para traccionar la piel hacia arriba. Su principal ventaja es la ausencia de incisiones mayores y el tiempo de recuperación corto. Sin embargo, sus resultados suelen durar entre 6 y 12 meses y pueden no ser suficientes para pacientes con piel más gruesa o flacidez moderada.

La toxina botulínica también puede aportar un gesto más levantado en la cola de la ceja, debilitando músculos específicos para favorecer un ascenso sutil. Aunque por sí sola no crea un Fox Eyes completo, sí complementa otras técnicas y puede mantener el resultado cuando se combina con hilos o lifting.

Los rellenos se utilizan para dar soporte en el reborde orbitario, la sien o el tercio medio del rostro, creando un efecto de tracción estructural. No cambian directamente la forma del ojo, pero ayudan a redefinir volúmenes que favorecen el resultado global.

Dentro de los procedimientos quirúrgicos, la cantopexia es uno de los más relevantes. Se trata de tensar el tendón cantal lateral para elevar el ángulo externo del ojo sin modificar su anatomía profunda. Es una técnica precisa, que requiere un cirujano experimentado y que ofrece un resultado más estable en el tiempo. La cantoplastia, en cambio, sí puede modificar la estructura del canto lateral, por lo que su uso en el Fox Eyes debe ser cuidadoso para evitar un aspecto antinatural.

El lifting temporal o lifting de la sien es otra técnica frecuente. Mediante incisiones pequeñas escondidas en el cuero cabelludo, el cirujano eleva los tejidos de la zona lateral de la ceja y el ojo. Cuando se realiza de forma endoscópica, permite un abordaje menos invasivo con cicatrices imperceptibles. Sus resultados suelen ser más duraderos y más armónicos que los obtenidos solo con hilos. Combine o no con cantopexia, es una de las opciones preferidas para un Fox Eyes estable y natural.

A pesar de su popularidad, el Fox Eyes ha generado cierta controversia. Por un lado, existe el debate sobre la naturalidad del resultado. Un exceso de tracción o un ángulo demasiado pronunciado pueden crear un aspecto rígido o artificial que altera drásticamente la expresión facial. Además, algunos profesionales advierten sobre la tendencia de realizarse este procedimiento a edades muy jóvenes, cuando aún no existan razones estructurales reales para intervenir.

Por otro lado, se han identificado riesgos en especial cuando los procedimientos se realizan sin la pericia adecuada. Los hilos tensores, por ejemplo, pueden generar asimetrías, irregularidades, migración del hilo o inflamación persistente. En procedimientos mal ejecutados, existe el riesgo de alterar la posición natural del párpado, lo que puede derivar en complicaciones funcionales. En cirugía, los riesgos incluyen hematomas, infección, cicatrices visibles o una modificación excesiva del canto que resulte difícil de revertir.

Otro punto importante es la duración del resultado, que varía ampliamente según la técnica utilizada, la calidad de la piel y las características anatómicas del paciente. Mientras que los hilos ofrecen un efecto temporal, la cirugía proporciona resultados más duraderos, aunque no completamente permanentes, ya que los tejidos continúan envejeciendo con el tiempo.

Finalmente, es esencial el proceso de evaluación médica. El cirujano debe valorar la estructura ósea, la posición natural de los ojos, la laxitud de la piel, la fuerza ligamentaria y las proporciones faciales. No todos los pacientes son candidatos ideales y, en algunos casos, una elevación excesiva puede romper la armonía facial. Asimismo, es fundamental analizar las expectativas: muchos pacientes llevan una referencia visual idealizada basada en filtros o ediciones digitales, por lo que es tarea del profesional aterrizar el resultado a lo posible y seguro.

En conclusión, el Fox Eyes es una tendencia estética que combina técnicas modernas y tradicionales para transformar la mirada. Aunque puede brindar un cambio atractivo y elegante, requiere un enfoque cauteloso, personalizado y responsable. Un procedimiento exitoso depende tanto de la selección adecuada del paciente como de la elección de la técnica correcta y la experiencia del cirujano. Como toda moda estética, su permanencia en el tiempo es incierta, pero lo que sí permanece es la importancia de un resultado natural, funcional y seguro.