Reducción de mamas y posoperatorio
Cuando se habla de cirugía de mamas generalmente se piensa en el aumento, pero lo cierto es que también hay mujeres para las que tener los pechos grandes es un problema. El peso excesivo puede traer problemas de salud, especialmente en la espalda.
Reducción de mamas o mamoplastia de reducción
La mamoplastia de reducción es un procedimiento quirúrgico que se utiliza para reducir el volumen del tejido mamario y quitar la piel de la zona que queda en exceso. El objetivo de esta intervención es conseguir que las mamas queden más pequeñas, ligeras y firmes. Suele ocurrir que cuando se reduce el volumen del pecho la areola queda desproporcionada, por lo que muchas veces se opta por hacer una reducción de la misma en el transcurso de la misma intervención.
Las candidatas ideales para esta cirugía son aquellas mujeres que más allá de verse bien necesitan mejorar su postura y aliviar los dolores de espalda o cuello. También suele ocurrir que el tamaño incrementado de las mamas provoca irritaciones en la piel o, incluso, problemas respiratorios.
Lo mejor es esperar que el busto se haya desarrollado completamente antes de hacer la intervención, pero en algunos casos en los que el volumen genera muchas molestias se puede operar antes.
¿En qué consiste la operación?
Primero se le pide a la paciente que realice una serie de pruebas clínicas para evaluar su estado físico y evaluar los problemas relacionados con el tamaño de su busto.
Para la cirugía se utiliza anestesia general y suele durar entre tres y cinco horas. Durante la operación, el cirujano realiza varios cortes o incisiones en la zona para extirpar el exceso de piel, de grasa y de tejido mamario. Luego se recoloca la areola y el pezón. Como decíamos anteriormente, suele aprovecharse la instancia quirúrgica para hacer también una reducción de la areola y obtener un mejor resultado estético.
Como la areola continúa unida a los vasos sanguíneos y a sus nervios, puede que después de la operación la paciente experimente cierta pérdida de sensibilidad. Pero en grandes reducciones de volumen se separa totalmente de la mama y luego se recoloca en su lugar. En estos casos se pierde definitivamente la sensibilidad.
¿Cómo es el postoperatorio?
La paciente está internada entre dos y cuatro días. El cirujano recomendará retomar poco a poco su actividad habitual aunque es habitual que sienta mmayor cansancio en los primeros días después de la operación. Los puntos se retiran entre 7 y 14 días después. Pueden quedar algunos moretones e hinchazón en la zona que en el transcurso de las siguientes semanas (hasta 6 después de la intervención) van desapareciendo.
Después de la operación, la paciente debe utilizar unos vendajes especiales que sostienen el pecho. Luego deberá utilizar un corpiño especial sin aros. Después de quitar los puntos, ya puede bañarse con normalidad.
La mamoplastia de reducción es una intervención importante que genera ciertas molestias y dolores. En algunos casos se suelen recetar analgésicos. Pasados tres días desde la operación es normal que los dolores vayan disminuyendo (salvo que la paciente tenga la menstruación, en cuyo caso puede haber inflamación en la zona y mayor incomodidad). Se puede ir volviendo poco a poco a la vida normal, pero durante unas dos o tres semanas se deben evitar los esfuerzos físicos y las relaciones sexuales.
Uno de los efectos secundarios que pueden darse es que la zona quede con menor sensibilidad. También puede picar o arder. Los síntomas mejoran día a día aunque en algunos casos la pérdida de sensibilidad puede ser definitiva.
Consejos para recuperarte bien
Como en toda operación, la mejor manera de conseguir una buena recuperación es seguir las indicaciones dadas por el médico. En el caso de la mamoplastia reductiva se aconseja utilizar un vendaje adhesivo y dejar que el médico o la enfermera lo manipule. Después de quitar el vendaje hay que utilizar un corpiño de tipo deportivo y sin aros para evitar presión sobre las zonas intervenidas.
Es muy importante seguir las recomendaciones del doctor para la curación posterior a la cirugía. Esto evita posibles infecciones. Para aliviar los dolores y molestias hay que evitar automedicarse y, en cambio, preguntarle al médico qué se puede tomar.
En el transcurso de los tres meses siguientes a la operación se recomienda no tomar sol en la zona operada, y en las primeras semanas evitar dormir boca abajo. En cuanto a la ropa, se recomienda usar prendas cómodas y que no opriman la zona del pecho.
Hidratarse antes y después de la intervención ayuda a la recuperación. Hay que evitar fumar, tratar de dejarlo al menos 3 meses antes de la operación y por dos o tres semanas después de operada.
La salud postural es importante durante la recuperación. La cirugía muchas veces se acompaña con sesiones de kinesio para trabajar la parte postural.
La cicatriz
La reducción de mamas es una cirugía importante. Es casi inevitable el tema de las cicatrices y sí, estarán visibles durante un tiempo. Por lo general, el tamaño y la forma disminuye paulatinamente y, en muchos casos, solo son visibles de cerca.
Es muy importante proteger las cicatrices de la exposición solar. Y hay que tener mucho cuidado con la curación para que no se infecten.
Por último, hay que tener en cuenta que después de la intervención el busto tardará unos meses en lucir su forma definitiva, pero los cambios hormonales normales y las variaciones en el peso afectarán la forma y el tamaño.
También es habitual que las pacientes tarden algunas semanas en adaptarse a su nueva imagen. Especialmente en aquellos casos en los que la reducción fue considerable.